Evangelio del día: «Vosotros sois la luz del mundo». Mt5,13-16

Carta Pastoral del Obispo de Vitoria por la Cuaresma 2021

Carta pastoral de Cuaresma 2021 del Obispo de Vitoria, Monseñor Juan Carlos Elizalde.

"Ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación (2 Cor 6,2)

Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Esta llamada a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.

Como veis, el Mensaje de Cuaresma del Papa Francisco este año se centra en el crecimiento de la fe, de la esperanza y de la caridad. Berrogei egun dauzkagu aurrean. Gure bizitza eta historia guztia ukituta utzi dituen Jesusen Piztuera, bere Pazkoa prestatzeko egunak ditugu. Gizakiok arrisku artean bizi gara beti salbamenaren zain. Sinesmendun lez, bide bat egiten dugu; sinesmen horrek diosku Jainkoarekin bat egiten dugunean gure bihotzak atsedena hartuko duela. Bitartean, eguneroko gorabeherak itxaropenez bizi ditugu.

Después de más de un año de pandemia, quisiera enmarcar esta Cuaresma en las siguientes claves, de alguna manera programáticas, por las razones que también quisiera explicar y compartir con vosotros:

 

1.- EN PLENO AÑO SANTO DE SAN JOSÉ.

Es tiempo favorable de salvación porque, desde el 8 de diciembre de 2020 hasta el mismo día de 2021, el Papa Francisco ha convocado un Año dedicado a San José. El Santo Padre anunciaba este Año especial con la Carta Apostólica Patris corde (Con corazón de padre). Recomiendo vivamente su lectura y sería una bendición trabajarla en nuestras comunidades presencial o telemáticamente.

San José es padre amado, en la ternura, en la obediencia, en la acogida, en la valentía creativa, en el trabajo y en la sombra. En los momentos de dificultad, como los que podemos estar viviendo ahora debido a la pandemia de la Covid 19, San José nos llena de esperanza, nos enseña a saber esperar. Él creyó contra toda esperanza en medio de las pruebas y dificultades que le salieron al paso. San José se hace caminante con nosotros en medio de las dificultades. Son muchas las necesidades en las que San José nos puede socorrer, en este momento, en nuestra Diócesis. La más urgente que le presentamos es la necesidad de vocaciones. Que por su intercesión haya personas que quieran vivir la vida en serio desde una entrega total en el sacerdocio, en la vida consagrada o en la familia.

Hay personas que sufren porque su vida de entrega no se encuadra en las vocaciones clásicas que he citado. Tampoco San José es fácilmente clasificable. Sin embargo, el bautismo supone una consagración y misión que tiene fuerza e identidad para orientar toda la existencia. Que ninguna persona se sienta excluida si vive la existencia desde una llamada, un envío y una misión.

Muchas veces ocurren hechos en nuestra vida cuyo significado no entendemos. Nuestra primera reacción es a menudo de decepción y rebelión. José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia. Si no nos reconciliamos con nuestra historia, ni siquiera podremos dar el paso siguiente, porque siempre seremos prisioneros de nuestras expectativas y de las consiguientes decepciones. La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge.” (4)

Somos deudores del Movimiento sacerdotal de Vitoria, un movimiento sacerdotal de entusiasmo. Hoy necesitamos más que nunca un movimiento así.

San José, en la tradición de la Iglesia, es patrono de los Seminarios y de las Vocaciones sacerdotales. A él le encomendamos las vocaciones sacerdotales de Vitoria. Somos la diócesis española con menor proporción de sacerdotes jóvenes. Pero observo un pequeño movimiento de entusiasmo hacia las vocaciones sacerdotales en nuestra Diócesis. Sacerdotes, religiosas y familias están participando todos los jueves a las 19:30h, con todos los protocolos sanitarios, en la Eucaristía, Adoración y Vísperas de la Capilla Pública del Seminario. El Icono Vocacional sigue visitando las comunidades que lo están solicitando. Asignaturas en la Facultad de Teología estudian a fondo discernimiento vocacional y espiritualidad sacerdotal. Los sacerdotes seguimos estudiando y compartiendo textos de formación sacerdotal y nos estimulamos mutuamente en el cultivo y contagio entusiasta de nuestra vocación. Somos deudores del Movimiento sacerdotal de Vitoria, un movimiento sacerdotal de entusiasmo. Hoy necesitamos más que nunca un movimiento así, humilde como la brisa suave de Elías –1 Reyes 19– pero, profundo y consolador. Las ordenaciones diaconales y presbiterales de cada curso y a cuenta gotas, agrandan el oasis y hacen retroceder el desierto. "Estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a los demás. A veces el cántaro se convierte en una pesada cruz, pero fue precisamente en la cruz donde, traspasado, el Señor se nos entregó como fuente de agua viva. No nos dejemos robar la esperanza!" EG 86.

Un dato muy claro, ante el panorama juvenil y ante la perspectiva vocacional en general y sacerdotal en concreto, es que nuestro ministerio sacerdotal tiene que repensarse y enriquecerse en clave de acompañamiento e iniciación a la experiencia de Dios y al Misterio, al sentido de la eternidad. Los jóvenes tienen sed de sentido y de eternidad. Los sacerdotes tenemos que hablar de esto, seguir preparándonos para ello y ser corresponsables creando entornos en los que los jóvenes y los nuevos matrimonios puedan madurar como cristianos. Al Custodio del Señor se lo encomendamos.

Este Año dedicado a San José es para toda la Iglesia y para toda nuestra Diócesis, pero las parroquias, capillas, cofradías y comunidades que llevan su nombre, tienen una responsabilidad especial también en las novenas y oraciones vocacionales que se organizan alrededor de su fiesta. Elizak Jose santuaren festaburua ospatzen du. Garizuma barruan kokatzen den jaia. Xeraz hurbiltzen gara Jose santuarengana eta, zalantzarik gabe, Jainkoaren salbamen misterioaz gogoeta egiten laguntzen digu. Santu honi buruz oso gutxi dakigula ere, hauxe esan genezake: bere santutasunaren handia, fedean, Jainkoarekiko duen hurbiltasunean dagoela, maitasunez eta zerbitzuzko hurbiltasuna.

 

2.- A PUNTO DE EMPEZAR EL AÑO DE LA FAMILIA 'AMORIS LAETITIA'.

Es tiempo favorable de salvación porque el 19 de marzo de 2021 la Iglesia celebra 5 años de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, sobre la belleza y la alegría del amor familiar. El mismo día el Papa Francisco inaugurará el Año Familia Amoris Laetitia, que terminará el 26 de junio de 2022, con ocasión del X Encuentro Mundial de las Familias en Roma con el Santo Padre. Por tanto, el Año Familia Amoris Laetitia es una iniciativa del  Papa Francisco que se propone llegar a todas las familias del mundo a través de diversas propuestas espirituales, pastorales y culturales que se podrán llevar a cabo en las parroquias, diócesis, colegios, universidades, cofradías, movimientos eclesiales y asociaciones familiares. La experiencia de la pandemia ha puesto de relieve el papel central de la familia como Iglesia doméstica y la importancia de los lazos comunitarios entre las familias, que hacen de la Iglesia una familia de familias (AL 87). Ésta merece un año de celebraciones para que sea puesta en el centro del compromiso y del cuidado de cada realidad pastoral y eclesial. Ya se han publicado en www.laityfamilylife.va los itinerarios, recursos, iniciativas y los 5 objetivos de este Año dedicado a la familia:

1- Difundir el contenido de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, para hacer experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera (AL 200). Una familia que descubre y experimenta la alegría de tener un don y ser a su vez un don para la Iglesia y la sociedad, puede llegar a ser una luz en la oscuridad del mundo (AL 66). ¡Y el mundo de hoy necesita esta luz!

2- Anunciar que el sacramento del matrimonio es un don y tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano. Para ello es necesario que los pastores y las familias caminen juntos en una corresponsabilidad y complementariedad pastoral, entre las diferentes vocaciones en la Iglesia (cf. AL 203).

3- Hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar. Para ello se requiere un esfuerzo evangelizador y catequístico dirigido a la familia (AL 200), ya que una familia discípula se convierte también en una familia misionera.

4- Concienciar a los jóvenes de la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, con iniciativas dedicadas a ellos.

5- Ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, para incluir a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar.

La Delegación de Familia de la Diócesis está enriqueciendo su proyecto ante esta propuesta del Papa. Arkaia se incorpora a la Delegación como culminación de un trabajo común en estos años. Como se indica en la propuesta del Papa, sería deseable que en todas las parroquias, unidades pastorales o comunidades, hubiera matrimonios y familias que pudieran trabajar la Amoris Laetitia y que si lo desearan pudieran contar con la ayuda de la Delegación de Familia, que cada vez colabora más con las delegaciones de Salud, Jóvenes y Catequesis. Éste es su proyecto actualizado*:

· Juntos en camino + Q2, un itinerario para novios elaborado por la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española.

· El reloj de la familia, una herramienta que nació al calor de la exhortación apostólica Amoris Laetitia del Papa Francisco para fortalecer la vinculación de las parejas y familias.

· Alpha, una serie de sesiones que exploran la fe cristiana. Cada tema, de una manera muy cuidada, aborda una pregunta distinta sobre la fe y está diseñada para dar pie a la conversación.

· Proyecto Amor Conyugal, un itinerario para matrimonios, donde la teología del cuerpo de san Juan Pablo II se pone al alcance de la vida diaria, a través de sus catequesis.

· Equipos de Nuestra Señora, pequeñas comunidades cristianas que hacen descubrir y vivir la riqueza del matrimonio a través del diálogo, la oración y la formación.

· Encuentro matrimonial, un movimiento eclesial gestionado por matrimonios cuyo fin es ayudar a los cónyuges a vivir su relación de una manera íntima y responsable.

· Emaús, un apostolado parroquial impulsado por laicos de la comunidad, de acuerdo con el movimiento de la Nueva Evangelización que implica la conversión personal.

· Oración de Madres, un proyecto que consiste en formar grupos de oración de madres que quieran rezar por sus hijos y nietos.

Para concretar la contribución de las familias en la evangelización de nuestra tierra animo a leer el número 5 de Patris Corde: Muchas veces, leyendo los «Evangelios de la infancia», nos preguntamos por qué Dios no intervino directa y claramente. Pero Dios actúa a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención. Él era el verdadero “milagro” con el que Dios salvó al Niño y a su madre. El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre, que cuando llegó a Belén y no encontró un lugar donde María pudiera dar a luz, se instaló en un establo y lo arregló hasta convertirlo en un lugar lo más acogedor posible para el Hijo de Dios que venía al mundo (cf. Lc 2,6-7). Ante el peligro inminente de Herodes, que quería matar al Niño, José fue alertado una vez más en un sueño para protegerlo, y en medio de la noche organizó la huida a Egipto (cf. Mt 2,13-14).

Debemos preguntarnos siempre si estamos protegiendo con todas nuestras fuerzas a Jesús y María, que están misteriosamente confiados a nuestra responsabilidad, a nuestro cuidado, a nuestra custodia. El Hijo del Todopoderoso viene al mundo asumiendo una condición de gran debilidad. Necesita de José para ser defendido, protegido, cuidado, criado. Dios confía en este hombre, del mismo modo que lo hace María, que encuentra en José no sólo al que quiere salvar su vida, sino al que siempre velará por ella y por el Niño. En este sentido, San José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre...

De José debemos aprender el mismo cuidado y responsabilidad: amar al Niño y a su madre; amar los sacramentos y la caridad; amar a la Iglesia y a los pobres. En cada una de estas realidades está siempre el Niño y su madre. En esta Cuaresma, yo personalmente y como familia, ¿qué puedo hacer?, ¿en qué puedo ser una bendición?, ¿quién me necesita más?

 

3.- DESPUÉS DE LA ENCÍCLICA 'FRATELLI TUTTI'.

Es tiempo favorable de salvación para toda la humanidad, puesto que todos somos conscientes “de que estamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos” (Papa Francisco, Momento extraordinario de oración, viernes 27 de marzo de 2020).

En la Encíclica Fratelli Tutti el Papa nos invita a actuar juntos, a reavivar en todos una aspiración mundial a la fraternidad (8), a soñar juntos (9) para que frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social (6). Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos (8).

La Jornada Mundial de la Vida Consagrada, este año bajo el lema La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido, también está inspirada en Fratelli Tutti.

Quienes son consagrados por el Señor para portar sus marcas en medio del mundo, conocen las luchas y los dolores de la existencia en carne propia y  ajena. Aprenden en la escuela de Cristo cómo acoger con profundidad y generosidad la fragilidad del día a día y el cáliz de angustia de las horas más amargas: las suyas y las de todos. Oran, piden y alaban al Dios de los pobres, que se compadece de sus hijos y los levanta hacia la Vida que no acaba. Con no poco sacrificio y mucha fe, tejen historias de vida común, paciencia y perdón allí donde otros siembran dispersión, furia y rencor; ensayan proyectos de misión compartida y fecunda allí donde otros prefieren trazar fronteras, abrir zanjas o levantar muros; procuran buscar y obedecer con libertad al Señor, que muestra el Camino, allí donde otros se abandonan a un individualismo ciego y desnortado; se atreven a elegir con alegría la pobreza y la sencillez del Señor, que encarna la Verdad, allí donde otros cabalgan a lomos del desenfreno y la avidez; sueñan con abrazar cabalmente el amor del Señor, que ensancha la Vida, allí donde otros se dejan arrastrar por la frivolidad y el orgullo. En su corazón contemplativo y profético son parábola de la fraternidad divina.

La Pastoral Vocacional potencia la relación entre esta realidad apasionante de la vida consagrada y nuestros jóvenes. Sería una suerte que los jóvenes más generosos de nuestra Diócesis conocieran por dentro cada vez más la vida de estos voluntarios 24 horas. Seguro que este conocimiento les llevaría a un mayor compromiso.

Suscribo para nuestros jóvenes la denuncia del Papa en uno de los terrenos más urgentes y sagrados: “Para colmo «en algunos países de llegada, los fenómenos migratorios suscitan alarma y miedo, a menudo fomentados y explotados con fines políticos. Se difunde así una mentalidad xenófoba, de gente cerrada y replegada sobre sí misma». Los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. Por lo tanto, deben ser «protagonistas de su propio rescate». Nunca se dirá que no son humanos pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos. Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno” (39).

Con temor y temblor nos asomamos a las nuevas pobrezas provocadas por la pandemia como son el paro, el cierre de las hostelería y la crisis de la economía. En esta última encíclica del Santo Padre se dan muchas claves para corregir los excesos del sistema dominante en el mundo y se pone la dignidad humana como base de una sociedad con futuro.

Entre las personas más vulnerables están las víctimas de la trata, especialmente invisibilizadas y desprotegidas en estas circunstancias. La prostitución, que no se puede ejercer en la calle o que está recortada en los clubs, se deriva a pisos donde las víctimas, atrapadas en el anonimato, viven en condiciones de esclavitud.

Desde Caritas, Manos Unidas, Berakah, Jeiki y otras instituciones sociales, se pide con urgencia un relevo generacional más joven en el voluntariado. La iniciativa 13 Casas SVP de las parroquias del casco histórico de Vitoria, pone en contacto personas que quieren alquilar sus pisos con personas que no tienen acceso a ese alquiler. De momento ha conseguido 5 pisos para ayudar a desarrollar y dignificar proyectos de vida. No nos desanimamos, porque al contar con un fondo solidario que garantice el cobro y el cuidado del piso, un tutor que acompañe la gestión y una institución eclesial que avale el alquiler, no puede no tener más resultado a la larga, siendo las necesidades tan increíbles y la comunidad cristiana tan concienciada. Ahí queda como objetivo de Cuaresma.

Animan las palabras del Papa en su mensaje de este año: “A partir del «amor social» es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos” (183). “La Iglesia valora la acción de Dios en las demás religiones y no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que […] no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Pero los cristianos no podemos esconder que «si la música del Evangelio deja de vibrar en nuestras entrañas, habremos perdido la alegría que brota de la compasión, la ternura que nace de la confianza, la capacidad de reconciliación que encuentra su fuente en sabernos siempre perdonados-enviados. Si la música del Evangelio deja de sonar en nuestras casas, en nuestras plazas, en los trabajos, en la política y en la economía, habremos apagado la melodía que nos desafiaba a luchar por la dignidad de todo hombre y mujer. Otros beben de otras fuentes. Para nosotros, ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo. De él surge para el pensamiento cristiano y para la acción de la Iglesia el primado que se da a la relación, al encuentro con el misterio sagrado del otro, a la comunión universal con la humanidad entera  como vocación de todos” (277).

El Papa Francisco cifra ahí el renacimiento evangélico y eclesial que profetizaba Joseph Ratzinger en 1968 en una conferencia titulada ¿Bajo qué aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?: “Pronto tendremos sacerdotes reducidos al papel de trabajadores sociales y el mensaje de fe reducido a una visión política. Todo parecerá perdido, pero en el momento oportuno, precisamente en la fase más dramática de la crisis, la Iglesia renacerá. Será más pequeña, más pobre, casi catacumba, pero también más santa. Porque ya no será la Iglesia de los que buscan agradar al mundo, sino la Iglesia de los fieles a Dios y a su ley eterna. El renacimiento será obra de un pequeño resto, aparentemente insignificante pero indomable, pasado por un proceso de purificación. Porque así es como obra Dios. Contra el mal, un pequeño rebaño resiste... Digámoslo de forma positiva: el futuro de la Iglesia, también en esta ocasión, como siempre, quedará marcado de nuevo con el sello de los santos” ('Fe y Futuro', Desclée 2007).

 

4.- ASIMILANDO EL CONGRESO DE LAICOS.

Ahora es tiempo favorable de salvación. Hacia un renovado Pentecostés, se titula la Guía de Trabajo para el poscongreso de laicos. En esto está trabajando con profundidad el Servicio de Laicado de la Diócesis. La sinodalidad y el discernimiento fueron las dos columnas del CongresoEl discernimiento no es una moda, ni sólo una metodología, sino, sobre todo, una actitud interior que tiene su raíz en un acto de fe y que consiste en intentar descubrir a nivel personal y comunitario el plan de Dios, su voluntad, su llamada a ser discípulos misioneros. (Cf. EG, 169)

La sinodalidad, que significa caminar juntos, no es un tema para reflexionar, sino más bien un modo de ser y de trabajar en la Iglesia, que nos lleva a vivir una auténtica comunión y corresponsabilidad entre pastores, vida religiosa y laicos. Todos nos tenemos que sentir, Iglesia, Pueblo de Dios, llamados a vivir la comunión, desde nuestra vocación y para la misión. El Papa Francisco describe la imagen de una Iglesia sinodal como una pirámide invertida o un poliedro.

Los cuatro itinerarios del Congreso nos dan una idea del trabajo de asimilación de este año como contenido de la línea del Plan Diocesano de Evangelización que estamos trabajando: La Diócesis, creadora de comunidad. Estos son: Primer Anuncio o manifestación explícita de la fe a quienes no conocen a Cristo; Acompañamiento en procesos de acogida y maduración con personas que, en proceso de búsqueda, desean vincularse más fuertemente a la Iglesia; Procesos formativos para la progresiva identificación personal con Cristo que conduce a ir dando forma a toda nuestra vida, configurándola con Él; y Presencia en la vida pública en el compromiso de transformación evangélica de la realidad.

Estos días atrás el Servicio Diocesano de Laicado organizó un encuentro presencial y online para sumar todas las sensibilidades de nuestras comunidades y avanzar juntos, sin dejar a nadie fuera, guiados por el Espíritu en una Iglesia en salida. La formación de los laicos es una de las conclusiones del Congreso que nuestra Diócesis quiere seguir favoreciendo con todas sus fuerzas, para lograr su corresponsabilidad en la Iglesia y en la sociedad.

No es normal que en casi ninguna parroquia haya casi ningún joven en casi ninguna Eucaristía. Necesitan maestros que les ayuden a iniciarse en la experiencia de Dios a través de la Palabra, la oración y los sacramentos, que les acompañen en la vivencia de la Eucaristía y de la adoración como fuente y cumbre de la propia existencia.

La propuesta del Congreso para los jóvenes es favorecer procesos que, desde la escucha y con un lenguaje adecuado y en los espacios en los que ellos están, den respuestas a los problemas reales que sienten y viven los jóvenes, generen confianza recíproca y diálogo y ayuden a su formación y crecimiento integral, también en relación con la dimensión espiritualNo es normal lo que ocurre con los jóvenes en nuestra Diócesis. No es normal que en casi ninguna parroquia haya casi ningún joven en casi ninguna Eucaristía. No es normal que, aparte de niños y algún adolescente, casi no haya grupos de jóvenes con un itinerario de maduración. Nuestra pastoral juvenil parroquial es casi inexistente. Cruzando unos kilómetros, en cualquier dirección, no ocurre lo mismo. Para ninguna diócesis en Occidente son tiempos de frutos juveniles espléndidos, pero suele haber brotes verdes. No es momento de responsabilizar al pasado, sino de trabajar juntos y con esperanza para el futuro. Pero es evidente que se tienen que producir muchos cambios en nuestra pastoral. Que los jóvenes necesitan cercanía, afecto y legítima autonomía y responsabilidad, ya lo sabemos. Pero también necesitan personas que les introduzcan en el misterio, verdaderos mistagogos. Necesitan maestros que les ayuden a iniciarse en la experiencia de Dios a través de la Palabra, la oración y los sacramentos. Necesitan testigos que les acompañen en la vivencia de la Eucaristía y de la adoración como fuente y cumbre de la propia existencia. Necesitan acompañantes desde la dirección espiritual y el sacramento de la reconciliación. Necesitan formadores que rezumen cariño a la Iglesia, santa comunidad de pecadores. Y necesitan de voluntarios 24 horas que les ayuden a reconocer en las personas vulnerables el rostro de Cristo crucificado.

‘‘Cuanto más viva es la fe eucarística en el Pueblo de Dios, tanto más profunda es su participación en la vida eclesial a través de la adhesión consciente a la misión que Cristo ha confiado a sus discípulos. La historia misma de la Iglesia es testigo de ello. Toda gran reforma está vinculada de algún modo al redescubrimiento de la fe en la presencia eucarística del Señor en medio de su pueblo’’. (Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum Caritatis). Benedicto XVI. Me gustaría que nos ayudáramos todos en esta aventura porque, efectivamente, se trata de una gran reforma que comienza en nuestra vida personal.

 

5.- Y SIEMPRE... EN CAMINO DE CONVERSIÓN.

Es tiempo favorable de salvación este tiempo de Cuaresma. “El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración), nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.

En su mensaje el Papa también dice: “Esa esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20). Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad”.

Se ha producido un grave abuso en las celebraciones del sacramento de la penitencia al impartirse la absolución general sin la aprobación del Obispo. Me corresponde corregir con cariño y claridad para que este grave error no se vuelva a repetir en ninguna comunidad, confundiendo, desconcertando y dividiendo a muchos fieles.

Con dolor, tengo que comunicar que en este último Adviento en algunas parroquias de la Diócesis, se ha producido un grave abuso en las celebraciones del sacramento de la penitencia, al impartirse la absolución general sin la aprobación del Obispo.

La Penitenciaría  Apostólica de la Santa Sede sacó una Nota -23.03.20- recordando que también en esta época de pandemia, la confesión individual representa el modo ordinario de celebrar este sacramento. La absolución colectiva o general sin confesión individual, sólo puede impartirse en peligro inminente de muerte, en grave necesidad, con el conocimiento y consentimiento del Obispo y con el propósito de confesar a su debido tiempo los pecados graves que en su momento no pudieron ser confesados. (Cf. Código Derecho Canónico cánones nn. 960, 961 y 962; 720 y 721) Además –dice la nota– corresponde siempre al obispo diocesano determinar, en el territorio de su propia circunscripción eclesiástica y en relación con el nivel de contagio pandémico, los casos de grave necesidad en los que es lícito impartir la absolución colectiva.

Ningún obispo, en ninguna diócesis española, ha dado su consentimiento y yo tampoco. Me corresponde corregir con cariño y claridad para que este grave error no se vuelva a repetir en ninguna comunidad, confundiendo, desconcertando y dividiendo a muchos fieles. Como mis antecesores, desde el principio de mi ministerio, he advertido que la fórmula “Soy pecador” o equivalentes, sin confesión de ningún pecado, es una forma igualmente incorrecta de celebrar el sacramento de la Penitencia y que por tanto pone en entredicho la validez de la absolución sacramental y que con ella contrae el pastor una responsabilidad canónica. Prácticamente todas las diócesis de nuestro país han superado hace tiempo esas prácticas pastorales erróneas que contribuyeron a una esterilidad sin retorno.

Los sacerdotes queremos potenciar el acompañamiento y la atención personalizada también en el sacramento de la penitencia, porque ya han pasado los tiempos de los rigorismos morales que sólo los mayores recuerdan. En tiempo de pandemia percibimos más que nunca la necesidad de nuestra gente de atención personal y cercanía. Debemos crecer los sacerdotes en la experiencia de este sacramento, como penitentes y como ministros de la misericordia. Las próximas celebraciones penitenciales de Cuaresma pueden ser ocasión para que equipos significativos de sacerdotes atendamos de forma óptima a los fieles que se acerquen a celebrar este sacramento individualmente y con una preparación comunitaria adecuada. En la práctica profunda de la pastoral de conversión nos jugamos en gran parte nuestro futuro.

El Papa Francisco en su carta Patris Corde concluye invitándonos a pedir a San José “el mejor de los milagros, nuestra propia conversión”. Por eso nos hacemos eco de las palabras de Santa Teresa de Jesús: “No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me haya concedido”. San Francisco de Sales dice de su ministerio episcopal: “El buen Dios me ha ayudado mucho con consuelos que me han fortalecido, de manera que verdaderamente he nadado entre las aguas de la amargura sin haber tragado una sola gota”No está mal para nuestra vida, en esta Cuaresma, el testimonio de este santo: “He nadado entre las aguas de la amargura sin haber tragado una sola gota”.

Inguratzen gaituzten gauzak gero eta gehiago dira tentaldirako bide -komunikabideak, egitura sozialak, lehiakorkeria, boterea eta aberastasunak eskuratzeko grina, etab.-, eragozpenak ditugu, Jainkoarengandik, Jainkoaren Erreinutik aldentzen gaituzten tentaldiak. Tentaldian eror ez gaitezen borrokatzeko, Jaunaren Erreinua onartzen eta eraikitzen lehiatzeko deia egiten digu Jesusek.

 

6.- ACCIONES PASTORALES CON TODOS LOS PROTOCOLOS SANITARIOS Y CONDICIONADAS A LA EVOLUCIÓN DE LA PANDEMIA.

Es tiempo favorable de salvación. Encomendamos a la Pastoral de la Salud de la Diócesis que ha iniciado desde el 11 de febrero, la Jornada Mundial del Enfermo, hasta el 9 de mayo, la Pascua del Enfermo, un tiempo intenso de renovación pastoral. El lema de este año, Cuidémonos mutuamente-Elkar zaindu dezagun, supone el concepto de Salud integral, que requiere no sólo medicinas y cirugía, sino también sentido, ánimo, escucha, acompañamiento, cercanía y la administración de los sacramentos. Es un momento espléndido para seguir promocionando la Pastoral de la Salud integrando enfermos y familiares y personal sanitario y agentes de pastoral: sacerdotes, religiosas y laicos. Como Diócesis estamos trabajando por el cuidado de la Casa común, tema tan relacionado con la salud mundial. Y seguimos avanzando, también como Diócesis, a la vez en la transparencia y en la protección de datos, en favor del respeto a la intimidad y dignidad personal.

Acabo de firmar el decreto de suspensión de las salidas procesionales durante la Semana Santa. Más cercanas las fechas, y en común con las otras diócesis vascas, se publicarán las actualizaciones sanitarias para el Triduo Pascual y la Semana Santa en nuestras celebraciones.

Desde el inicio de esta situación, hace más de un año, nuestra Diócesis ha estado siempre primando la necesidad de salvar vidas y sumar acciones por frenar contagios y ser así parte de la solución. Nuestros templos se han convertido en lugares seguros para las celebraciones y, en la medida de lo posible, seguiremos primando la seguridad, los protocolos sanitarios y los aforos, encontrándonos en estas citas comunitarias. Junto a las convocatorias de cada parroquia y de cada comunidad, recordamos*:

Jueves sacerdotales vocacionales.
Todas las semanas a las 19:30h en el Seminario: Eucaristía, Adoración y Vísperas.

Icono Vocacional y testimonios vocacionales.
Coordinados por la Pastoral Vocacional.

Retiros de Cuaresma:
Impartido por Animación Bíblica de la Pastoral, el sábado 20 de Febrero de las 10:00h a las 12:30h en el Seminario.
Impartido por el Obispo de Vitoria para todos los sacerdotes de la Diócesis, el viernes 12 de marzo, como todos los segundos viernes de mes, de 10:30h a 13:15h en el Seminario.
Impartido por la Delegación para la Nueva Evangelización, el sábado 20 de marzo de las 10:00h a las 14:00h en Cucho.

Ejercicios Espirituales de Cuaresma:
Para sacerdotes, impartidos por D. Ángel Pérez Pueyo, Obispo de Barbastro, del 28 de febrero al 5 de marzo en Egino, Álava.
Para jóvenes y adultos, impartidos por la Delegación para la Nueva Evangelización del 18 al 21 de marzo en Cucho, Treviño

24 horas para el Señor.
Adoración, lectura de la Palabra y celebraciones penitenciales en todas las parroquias y comunidades de la Diócesis. La celebración diocesana será el viernes 12 de marzo en la Capilla Pública del Seminario a las 18:00h con Eucaristía y celebración penitencial hasta las 17:00h del sábado 13, con celebración penitencial y Eucaristía. Habrá turnos de adoración durante las 24 horas. Los seminaristas, debido al toque de queda, velarán durante toda la noche.

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Finalizo esta carta agradeciendo de corazón, en nombre de la Diócesis, a tantas personas, laicos, sacerdotes y religiosas que desde diferentes comunidades, organismos, delegaciones y parroquias estáis en primera línea, sacando adelante proyectos, trabajando desde el acompañamiento y la esperanza con las personas más necesitadas y vulnerables de nuestra tierra. Os pido a todos los que leáis esta carta que oréis por quienes más están sufriendo las consecuencias de esta pandemia.

A Nuestra Señora, la Virgen de Estíbaliz, Patrona de nuestra Diócesis, le pedimos su intercesión.

 

+ Juan Carlos Elizalde
Obispo de Vitoria

En Vitoria-Gasteiz, domingo 14 de febrero de 2021.

 

 

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