Evangelio del día: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre». Jn14,7-14

EnREDados en el apostolado social

La realidad es SANGRANTE.

No hay ni un solo día que no lleguen a nuestros oídos realidades abrumadoras y sangrantes generadas por una política de austeridad, de ahorro y de recorte que sólo castiga a las personas más vulnerables, restringiendo sus derechos a la salud, educación, trabajo,…

A quien más complicado lo tiene más difícil se le ponen las cosas: bajan las prestaciones por desempleo, suben los impuestos, recortan las pensiones y las ayudas a personas dependientes y con discapacidad. Ahora, si vas al extranjero a buscarte la vida, a la vuelta quizás no tengas tarjeta sanitaria,…¡¿QUÉ MÁS VAN A IDEAR para marginar y empobrecer al ciudadano de a pie y al más vulnerable?!

Mientras tanto los casos de corrupción, robo, engaño y abuso de poder se multiplican en una sociedad empobrecida donde los mayores son el soporte de cada más familias en paro.

Tenemos que salir y construir futuro con todos aquellos, sean del color que sean, que luchan por una sociedad de JUSTICIA para todos.

Los problemas son de una dimensión que nos abruma. Y por eso mismo urgen respuestas conjuntas y coordinadas:

  • Porque el apostolado social tiene como encomienda central la promoción de la justicia. No pretende únicamente paliar las situaciones que vive la gente, sino que aspira a modificar las estructuras que generan injusticia, para que los excluidos puedan vivir con dignidad y no de la mera limosna y servicio caritativo de otros.
  • Pero promover la justicia supone incidir en la opinión pública y en los ámbitos de poder donde se deciden las políticas (empezando por el local y autonómico) que son poco receptivos a las demandas de quienes sufren sus consecuencias.

enREDadosColaboramos en iniciativas aisladas de muchos sectores dentro y fuera de la Iglesia intentando forzar soluciones. Pero poco o nada conseguiremos si no actuamos unidos. La unión hace la fuerza. Por eso llevamos ya un tiempo viendo claro que tenemos que trabajar en RED, dando a conocer iniciativas y sumándonos a ellas, para hacernos fuertes. Desde el servicio del laicado estamos en ello, en sumar, vocear, unir, aunar encuentros, reflexiones, oraciones y acciones de denuncia.

Unirse a otros supone perder algo de lo tuyo y asumir algo del otro. Eso nos enriquece, aunque no sea fácil. Trabajar en RED es necesariamente dejarse enredar, construir y pensar juntos. Obliga al diálogo, a abrirse a otras formas de trabajo y de ver la realidad. Implica desprenderse de poder, que pasa a ser más horizontal y consensuado. El trabajo en red ayuda a las instituciones más débiles, aumenta las capacidades y la relevancia de todos, incrementa la visibilidad y la incidencia. Y también fortalece la identidad común.

Pero el trabajo en RED necesita apostar por él, poner carne en el asador.

Trabajar en red no es fácil ni es gratis. Son imprescindibles algún tipo de liderazgo, dedicación de tiempo, contacto frecuente, motivación, una visión estratégica, cierto nivel de organización, dedicar recursos (personas, dinero,…), planes y diagnósticos claros, compromisos firmes, integración en los objetivos y planificaciones de cada participante, comunicación fluida, …

Esto choca con nuestra escasa conciencia (personal e institucional) de una misión que va más allá de nuestro grupo o institución, con los personalismos, con no querer poner sobre la mesa recursos para hacer operativa la buena voluntad.

En la Iglesia no estamos habituados al liderazgo horizontal, a la rendición de cuentas, nuestra cultura organizativa es jerárquica. Por ello nos toca hacer un esfuerzo importante, apostar, concienciarnos, motivarnos y entrenarnos, tanto personalmente como a nivel de los responsables de cada área o institución.

No podemos demorarnos más. Somos parte de esta sociedad y debemos articularnos con otros en el espacio del compromiso social, encarnados desde lo característico nuestro, con coherencia. Es aquí y ahora cuando hay que trabajar, con constancia, ilusión y en red.

SÍ SE PUEDE cambiar muchas cosas, pero los tiempos que corren exigen hacerlo en colaboración, en red con otros.

Anima zaitez!

¡Déjate enREDar!

Ver los comentarios (0)

Leave a Reply

Tu dirección de email no se publicará.

© 2024 Diócesis de Vitoria / Gasteizko Elizbarrutia