Las realidades de exclusión tienen rostro de mujer
Siete de cada diez personas en situación de pobreza en el mundo, son mujeres. No hace falta recurrir a las estadísticas de organismos oficiales para corroborar esta afirmación. Fidel Molina, diácono responsable de Berakah – programa de las parroquias de la Unidad Pastoral del Casco Histórico – lo sabe muy bien: “Cuando trabajas en realidades de exclusión, lo normal es toparse con un rostro de mujer”.
Ya en sus años de experiencia como cooperante en Bolivia tenía muy claro que si se quiere trabajar por el desarrollo familiar, hay que trabajar con la mujer, que es el núcleo y el centro de las familias.: "A su alrededor, muy pronto crecerá todo lo demás". Por otra parte es la realidad más desprotegida y difícil de insertar por muchos factores: el peso de los niños, la dificultad para la inserción laboral, el hecho de ser mujer… También en una sociedad del llamado primer mundo, como la nuestra.
En Berakah son muchas las actividades que se desarrollan, algunas de ellas dirigidas específicamente a mujeres. Es el caso de la Residencia Ain Karem, un hogar de acogida para mujeres con niños pequeños en situaciones extremas, que sirve de puente para conseguir la antigüedad para acceder a prestaciones o para insertarse laboralmente y lograr así una autonomía económica que les permita pagar su propios alquileres. Estas mujeres, junto con otras que llegan a través del servicio de acogida, participan en un programa de formación. En él, además de aprender actividades concretas como la costura o formación como empleadas de hogar internas, reciben charlas semanales relacionadas con la convivencia, la ciudadanía, los hijos y la salud. Otra de los aspectos que cuida este programa formativo es la autoestima, con una tarde a la semana.
Otra de las cuestiones específicas relacionadas con la mujer y que Berakah aborda con un equipo de acogida y acompañamiento es el de la prostitución. El acercamiento a estas mujeres, el conocer de primera mano su situación, les ha llevado a plantearse dentro de la Plataforma Círculos del Silencio, a la que pertenecen, el reto de sacar a la luz la realidad de las mujeres, víctimas de explotación sexual en nuestra ciudad. “Se trata de un problema escondido, pero es necesario que salga a la luz, que muchas mujeres no desean ejercer la prostitución pero no tienen otras alternativas. En nuestra ciudad no hay recursos de inserción para estas mujeres. No hay salida para las que desean dar ese paso.”.