Encarnación
y toma cuerpo la voz.
La Voz que llamaba y que creía
la llamada que creaba y que atraía
se transforma en corazón.
Un corazón hecho lágrima en el niño
y llanto amargo en la inmensa humanidad. La Palabra se hace mar.
Y es hambrienta la Palabra
en los cuerpos que reclaman
ansiosamente su pan.
Y en esta humana cadena
de mil frustrados empeños
se hace eslabón un pequeño
y se une a su penar.
Y cuando ya nadie apuesta
por un pueblo tan caído
una mujer allí acuesta
la ternura de su hijo
y su cuerpo es un cantar.